miércoles, julio 12, 2006

SYD BARRETT, EL MITO ORIGINAL

Cuentan que durante las grabaciones de Wish you Were Here, justo cuando se realizaba la mezcla final de "Shine on you Crazy Diamond", una canción de Roger Waters dedicada directamente a Syd Barrett, un tipo calvo y no mal parecido se apersonó en los estudios de EMI en Abbey Road y se quedó en un rincón observando al grupo, que escuchaba una y otra vez la canción para definir cuál de las versiones era aprobada.
La letra se refería a alguien que cuando joven brillaba como el sol, y proponía: "Sigue brillando, diamante loco", es decir: "Shine on you Crazy Diamond". Describía a esa misma persona con una mirada que era como "agujeros negros en el cielo", y: "Fuiste alcanzado en el fuego cruzado de la infancia y el estrellato,/ sopló en ti la brisa de acero./ ¡Enciéndete objetivo de risas lejanas, enciéndete extraño, leyenda, mártir, y brilla!"
Unos creyeron que el visitante que escuchaba una y otra vez esta letra junto con la banda era un ingeniero de sonido; alguien se detuvo a mirarlo y reconoció en el calvo a Syd Barrett, quien sonrió al comentar:
—¿Para qué se moletan en repetir tanto la canción si ya la escucharon una vez?
El extraño de los estudios de Abbey Road, la leyenda, el mártir, el diamante loco, murió este 2006 en un fin de semana propicio para que corrieran los fluidos rosas, justo cuando en las tiendas del mundo apareció un DVD ya muchas veces pospuesto, el de Pulse, que recoge una de las últimas presentaciones de Pink Floyd en Londres, en el cierre de aquella gira de 1994 con David Gilmour, Richard Wright y Nick Mason (sin Roger Waters, que fue el sucesor de Barrett) en que interpretaron, como segunda parte del concierto, todos los tracks de The Dark Side of the Moon...
El DVD Pulse acompañará, pues, la ceremonia del adiós de Syd Barrett, como una señal también de que los tiempos devoran al pasado, y con la conciencia de que esa inquietud de los fanáticos de la banda por saber si darán un concierto juntos Waters, Gilmour, Wright y Mason, sueño tantas veces desmentido pero logrado parcialmente en el Live 8, tendrá fecha de caducidad.
El brillo loco de Syd Barrett está en los inicios de la historia de este grupo de rock que en cierto modo continuó musicalmente las experimentaciones iniciadas por los Beatles, y quienes llevaron un poco más allá las canciones de tres minutos que aceptaba la radio.
A principios de los sesenta, Barrett estudiaba en Londres. Conoció a David Gilmour, que viajaba con su guitarra por Francia y España. Y se encontró con Roger Waters, que tocaba a veces en Londres con Nick Mason y Rick Wright, y a quienes se agregaba Barrett.
Tuvieron varios bautizos hasta convertirse en The Pink Floyd Sound, en honor de dos músicos de blues que Barrett apreciaba: Pink Anderson y Floyd Council.
Cuenta Andy Mabbett: "A medida que aumentaba su confianza, el grupo pasó de hacer covers de pop y de rythm & blues a sus largas improvisaciones psicodélicas que los 'raritos' del incipiente movimiento underground amaban y que todos los adeptos a conciertos más normales odiaban".
El "alocado Londres" los recibió como una anomalía creativa, y desde entonces verlos actuar en vivo fue toda una experiencia, por el sonido cósmico interminable que se combinaba con los juegos de luces en el escenario... Aunque en el proceso el que más se afectaba era Barrett, adicto al LSD y a los desmayos en el escenario.
De hecho la incorporación de Gilmour fue una forma de protegerse de las inconstancias de Barrett, no como reemplazo directo sino como apoyo.
Cuando empezaron a grabar, el declive de Barrett fue más pronunciado hasta degenerar en locura; y sólo en The Piper at the Gates of Dawn (1967) se nota su liderazgo, pues lo que siguió fue el abandono, la búsqueda creativa sin orden, en un camino que llevaría a Pink Floyd a una etapa post-Barrett primero dedicada al libre juego de los instrumentos (porque su letrista se había vuelto loco) y luego a los discos mayores, con Waters a la cabeza, en donde Barrett permanece como figura inspiradora, personaje implícito, desde el "daño cerebral" de The Dark Side, o el "diamante loco" de Wish you Were Here, hasta el señor Pink Floyd, huérfano de la Segunda Guerra Mundial, del que se cuenta su historia en The Wall.
Barrett lo inició todo, siempre estuvo ahí, y ahora, muerto, sigue en el panorama, como alma espiritual del grupo, el tipo calvo que es confundido con los ingenieros de sonido y escucha eternamente una canción que habla de él, cosa de la que parece no percatarse: "Alcanzaste el secreto demasiado pronto,/ le lloraste a la luna [...], montado sobre la brisa de acero, ¡enciéndete delirante, observador de visiones, enciéndete pintor, flautista, prisionero y brilla!"

Julio 2006

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